La violencia hacia las mujeres en Tlaltizapán, se considera una situación normal en las parejas, pero además, se agrava con la pobreza y el alcoholismo.

La directora de la instancia de la mujer, Perla Aguilar Figueroa, destacó que tan sólo en el año 2020, y con todo y pandemia, se atendieron alrededor de 1600 mujeres, tanto en asesorías, como en canalizaciones  a terapia psicológica y a la fiscalía, para presentar denuncias penales. En este último caso, se asistió a 50 mujeres en materia jurídica, aunque no todas la presentaron.

Vale mencionar que incluso, el año que terminó, se dio un caso de violencia de parte de un funcionario de alto rango en el ayuntamiento.

Reiteró que en este municipio, sobre todo en las comunidades alejadas, de bajo nivel cultural y económico, las mujeres consienten ser maltratadas verbalmente.

Y es que al carecer de recursos económicos y depender de la pareja, no se atreven a alzar la voz.

Consideró que el problema empieza desde la educación, en donde a la mujer se le asigna el papel de ama de casa que tiene que atender al esposo, mientras que el esposo, como proveedor, se cree con derecho a abusar de su poder, “como si tuviera la autoridad para hacerlo”.

Enfatizó que otro factor, es el alcoholismo y la drogadicción en el varón, que en esas condiciones agrede a su pareja.

Dijo que para apoyar a las mujeres, se están haciendo jornadas comunitarias, con asesorías jurídicas y socializando estos temas para hacer conciencia.

Para enfrentar la resistencia a no saberse violentadas, se les ofrecen cursos de emprendedurismo, a producir artículos  de bajo costo para que generen ingresos y se puedan liberar, se atrevan a denunciar y romper el círculo de la violencia.