Estadístico norteamericano colabora con el Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana en una investigación sobre fosas clandestinas

La existencia y descubrimiento de cientos de fosas clandestinas en México manifiesta la comisión de crímenes de lesa humanidad en el país, en el contexto de violencia que se vive, consideró Patrick Ball, estadístico norteamericano que colabora con el Programa de Derechos Humanos (PDH) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Ball, oriundo de San Francisco, California, ha participado como perito experto en crímenes de lesa humanidad, nacional e internacional; entre otros, en los casos específicos llevados en contra de los expresidentes de Guatemala, Yugoslavia y Chad.

Los últimos 25 años de su vida los ha dedicado a trabajar a favor de los derechos humanos de los habitantes de más de 35 países, a través de nueve Comisiones de la Verdad y cuatro Misiones de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Actualmente es director del Grupo de Análisis de Datos sobre Derechos Humanos (HRDAG, por sus siglas en inglés), equipo que él cofundó y que integran  demógrafos, matemáticos, científicos sociales y otros estadísticos, quienes utilizan métodos técnicos para entender los patrones estadísticos de la violencia masiva; común en situaciones de violaciones a los derechos humanos.

Entrevistado durante la visita que hizo a la IBERO para continuar su labor con el PDH en la elaboración de un sistema de datos para ubicar fosas clandestinas, esto fue lo que dijo:

¿Cuál es la aportación de la estadística a las investigaciones sobre crímenes de lesa humanidad y delitos contra los derechos humanos? 

“Cuando hablamos de crímenes de lesa estamos hablando de instituciones, de organizaciones grandes, cometiendo miles o centenares de miles  de violaciones a víctimas distribuidas sobre una geografía enorme”.

“Para entender los patrones en esas violaciones la estadística puede brindar una mirada sobre quiénes son los responsables materiales e intelectuales, quiénes son las víctimas, y dónde y cuándo pasaron las violaciones”.

“Pero la estadística no es contabilidad, pues no estamos hablando solamente de las violaciones que podemos ver, sino que también debemos calcular las violaciones no observadas, las violaciones escondidas e invisibles, para incluir en nuestro análisis la totalidad de las violaciones”.

¿Qué le llevó a involucrarse en la investigación de fosas clandestinas en México?

“En una conferencia sobre justicia transicional en México, realizada el año pasado, conocí varias personas que me preguntaron cuestiones sobre el patrón de fosas clandestinas en México, y me di cuenta que hay una posibilidad de distinguir entre los lugares o municipios en que estamos encontrando fosas clandestinas y aquellos municipios en que no estamos encontrando estas fosas”.

Ante esta situación, la IBERO, el HRDAG y Data Cívica crearon un modelo de aprendizaje, o machine learning, “que puede distinguir entre los municipios en que vamos a encontrar fosas clandestinas, y en los que es improbable que vayamos a encontrar estas fosas”.

Cabe aclarar que el modelo no sirve para encontrar físicamente las fosas, sino que hace un análisis hemerográfico, es decir, de notas de prensa que hablan sobre la existencia real de fosas, y a partir de esa información se puede predecir dónde podrían descubrirse más fosas clandestinas.

¿Cuáles son los alcances y los límites de la investigación?

“Hasta el momento hemos creado modelos para los años 2013, 2014, 2015 y 2016. En estos modelos hemos logrado predecir cuáles municipios han producido información sobre fosas clandestinas, con una precisión muy alta; podemos identificarlos muy claramente”.

“Al mismo tiempo podemos predecir en cuáles municipios nada va a ser encontrado; esto es un poco más complicado, porque cómo podemos probar el negativo. Pero el negativo en este caso es la ausencia de información. El asunto es predecir en cuáles municipios vamos a encontrar fosas clandestinas en el futuro; y casi estamos logrando eso”.

Además de esta posibilidad de pronóstico, ¿por qué es importante esta investigación sobre fosas clandestinas, en el marco de un clima violaciones a los derechos humanos que se vive en México?

“Una cosa que he aprendido al trabajar con  familiares de personas desaparecidas es que resulta fundamental para estas familias encontrar a sus seres queridos. La búsqueda de sus seres queridos es una búsqueda de dolor y una búsqueda difícil emocional y logísticamente”.

“Nuestra esperanza con este proyecto es que podemos ayudar en esta búsqueda, podemos enfocar a las familias en los municipios en que la probabilidad de encontrar nuevas fosas clandestinas es más alta, para no perder tiempo buscando fosas en los lugares donde es improbable que las vayamos a encontrar. Si podemos encontrar una fosa nueva, esto sería un gran logro para los familiares que tengan a sus seres queridos en esa fosa”.

¿Por cuánto tiempo continuará esta investigación y qué es lo que sigue?

“Tenemos varios pasos para continuar este proyecto, y cada paso depende de más información, más datos y más colaboración con los grupos de familiares que buscan a sus seres queridos”.

¿Será posible en un futuro identificar a las personas que aparezcan en las fosas?

“Nuestro trabajo es identificar los lugares en que vamos a encontrar fosas. La identificación de los restos es otra tarea que depende de otro tipo de ciencia (forense) en la que lamentablemente no podemos ayudar”.

Finalmente, Patrick Ball agradeció a sus contrapartes en este proyecto: la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, el Programa de Derechos Humanos de ésta, y Data Cívica; cuya colaboración ha sido y es imprescindible para este trabajo.

Asimismo, manifestó su respeto por la comunidad de defensores de derechos humanos en México, “que han sido incansables en la búsqueda de los desaparecidos; esto es fundamental. Mi esperanza es seguir acompañando esta comunidad mientras haya una persona más que siga desaparecida en México”.

Texto: PEDRO RENDÓN.

Foto: Alberto Hernández.

Universidad Iberoamericana