Un lugar mucho más que para lavar ropa; eran tiempos de pobreza y de miseria, no había lujos y apenas había para comer, y no había agua potable por lo que se acudía a los legendarios e iconos lavaderos públicos del municipio de Jojutla; además de irse a bañar en el río del Apatlaco que era entonces el agua muy pura y un lugar confiable para bañarse así lo cuenta la señora Soledad Carriles quién llegó a la edad de 5 años a vivir en la Privada Carlos Pacheco mejor conocido como el callejón de las Quince Letras.
Los lavaderos públicos de Jojutla datan aproximadamente entre 1820 a 1830; la señora Soledad hoy de 77 años comenta que desde que llegó ya estaban y recuerda que cada mañana y por la tarde acudían mujeres cargadas con cestas y calderos para lavar la ropa.
Recuerda que muchas mujeres como ella se pasaron la vida frotando con la pastilla del jabón agachadas sacando la tierra a los pantalones de los maridos que se iban al campo. Su mente por unos momentos se trasladó aquellos tiempos y comentó que allí surgían los comentarios y las bromas y siempre había lugar para la risa.
-“Era donde uno como mujer se podía contar de todo lo que nos pasaba; cómo sacarle la mugre a la ropa, nosotros sacábamos todo del corazón y se nos hacía bonito no había pleitos, ni coraje, ni esas cosas entre vecinos”; finalizó.