Organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas a la protección de animales afirman que mantener delfines en condiciones de cautiverio tiene consecuencias negativas para su salud, algunas de ellas derivadas del estrés.
La organización internacional WDC (Whale and Dolphin Conservation), que trabaja para la conservación de ballenas y delfines, señala que en la naturaleza los delfines pueden nadar más de 150 kilómetros, mientras que en cautiverio tienen un espacio limitado que les impide comportarse de forma natural.
“El estrés mental, emocional y físico que un delfín sufre en cautiverio puede debilitar su sistema inmune dejándolo propenso a enfermedades. Si bien los delfines en cautiverio son mantenidos libres de predadores, contaminación y otras amenazas, mueren mucho antes de lo que lo harían en libertad. La tasa de muerte de crías de delfines también es mucho más alta en cautiverio”, advierte la organización en su sitio para Latinoamérica.
En búsqueda de evidencia científica que comprobara, o rechazara, que los delfines que viven en cautiverio están estresados, el doctor Horacio Jesús de la Cueva Salcedo, especialista del Departamento de Biología de la Conservación del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), realizó estudios en delfinarios de la empresa Dolphin Discovery, en Quintana Roo.
“La pregunta es ‘¿qué está pasando?’. Nosotros no podíamos empezar con la idea de que esto está mal, nosotros decimos, ‘si hay algo mal, se va a poder demostrar’”, puntualiza el investigador en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.
Dolphin Discovery ofrece en sus instalaciones un programa de nado con delfines, actividad que los cetáceos realizan cuatro veces durante el día.
Horacio de la Cueva menciona que el estrés es una reacción natural y adaptativa de los animales ante circunstancias consideradas como amenaza, lo que desencadena la activación del sistema endocrino y, a su vez, impulsa al animal a actuar: huir, atacar, entre otras reacciones.
“Esta reacción segrega hormonas, la más importante es el cortisol, y nosotros podemos medir el cambio en cortisol. Si este estrés es continuo, habrá una segregación continua y habrá un daño al organismo, como problemas en el sistema inmunológico y muchas otras cosas causadas por este estrés constante”.
Sin estrés demostrable
La investigación en Dolphin Discovery consideró una muestra heterogénea: 18 delfines en edades desde los tres hasta más de 20 años, machos y hembras, algunos nacidos en vida libre y otros en cautiverio.
A cada delfín se le extrajo sangre cuatro veces en un día, una por cada actividad de nado con humanos, muestras que se sometieron a un análisis clínico similar a los que se practican en humanos, sumado a los análisis para conocer sus niveles de cortisol y ácido láctico.
Como control, un grupo de delfines fue sometido a las mismas pruebas pero sin realizar las actividades de nado con humanos, entonces las muestras de ambos grupos fueron comparadas.
“La evidencia científica nos dice que en esas circunstancias, en ese acuario, no se pudo demostrar que hubiera un daño instantáneo o permanente a esta combinación de delfines”, asegura Horacio de la Cueva.
Puntualizó que si el estrés por el contacto con humanos estuviera presente en los delfines, se observarían diferencias entre la muestra de delfines que nadó y la que se quedó inactiva; sin embargo, esas diferencias no se encontraron.
Consideró que a nivel de investigación, el cautiverio tiene como ventaja trabajar en circunstancias controladas: los especialistas conocen con precisión la dieta de los animales, su edad e historia clínica.
“Cuando hay oportunidad de tener circunstancias tan controladas, también nos ayuda mucho porque es más fácil demostrar cuál es la causa de lo que estamos observando”.
¿Abierto o cerrado?
Otra variable estudiada en la investigación con delfines de Dolphin Discovery fue si había diferencias entre los delfines que viven en instalaciones abiertas, en contacto con el mar, y aquellos que habitan en instalaciones cerradas.
Pero en esta variante tampoco se encontró registro de estrés. Para garantizar la confiabilidad del estudio, los especialistas del CICESE realizaron análisis multivariados para detectar si los juveniles o los adultos estaban estresados, si se estresaban más los machos que las hembras, o si el estrés aparecía en los nacidos en el ambiente silvestre, en comparación con los que nacieron en el delfinario.
“No pudimos encontrar algún patrón que dijera que algún grupo de alguna forma está siendo afectado de forma diferente al resto de los grupos. No encontramos niveles de cortisol que demostraran que hay estrés en los delfines que están nadando con humanos cuatro veces al día”, subrayó Horacio de la Cueva.
Detectar estrés comparando delfines en cautiverio con instalaciones cerradas y abiertas, ha sido un tema de estudio también para la doctora Marta Catalina Romano Pardo, especialista del Departamento de Fisiología Biofísica y Neurociencias del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), unidad Zacatenco.
UNAM), la doctora Romano Pardo realizó mediciones de niveles de cortisol en delfines en cautiverio, aplicando un método no invasivo.
En colaboración con investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (“Empezamos trabajando con delfines en cautiverio, en los cuales mediamos el cortisol en la saliva, los animales se entrenan para que no estén asustados, los entrenadores los educan para que abran la boca y nosotros tomamos con un hisopo un poco de saliva y en esa saliva medimos el cortisol”, describió.
Uno de los estudios realizados se centraba en comparar los niveles de cortisol, como referente de la presencia de estrés, entre delfines que se encontraban en espacios pequeños y cerrados y los que estaban en espacios amplios abiertos al mar.
Los resultados indicaban que aquellos animales que se encontraban en delfinarios abiertos al mar, presentaban niveles más bajos de cortisol, a diferencia de aquellos que habitaban en espacios cerrados; además, en los delfinarios abiertos los animales no desarrollaban conductas anormales como el nado en círculo.
Discusión con respaldo científico
Para la doctora Marta Romano Pardo, es importante que los animales se mantengan en delfinarios abiertos, ya que en sus investigaciones ha encontrado que en los delfinarios pequeños, los animales desarrollan conductas distorsionadas y presentan altos indicadores de estrés; considera que para ello es necesario que haya normas oficiales explícitas.
“Los zoológicos y sobre todo los espacios de conservación, como el parque Africam Safari, contribuyen a salvaguardar a los animales en peligro de extinción, y se aseguran de tenerlos en las mejores condiciones para que se reproduzcan, cosa que muchas veces en libertad no ocurre por el estrés al que están sometidos, y además evitan que una vez liberados sean presas de cazadores”, afirmó.
El doctor Horacio de la Cueva consideró que las investigaciones, como la realizada en Dolphin Discovery, aportan información fidedigna que puede ser aplicada para la elaboración de normas oficiales que regulen los delfinarios.
“Ahorita las normas oficiales están basadas en opinión, creo que las normas oficiales deben estar basadas en hechos o en datos científicos con hipótesis aceptables y publicables que tengan esta calidad”, concluyó.