Familiares de personas privadas de la libertad, que hace unos días fueron trasladados de la cárcel distrital de Jojutla a un penal del estado de Michoacán, solicitaron que los regresen al estado, porque aquí podían verlos y allá será muy difícil que los puedan visitar por falta de recursos.
Un grupo de familiares, que pidieron el anonimato, debido a que aseguran que dentro de la cárcel existe una serie de venganzas, cobro de piso y corrupción de las autoridades penitenciarias, rogaron a las autoridades que los devuelvan.
En total fueron 182 personas privadas de la libertad (ppl), que la madrugada del pasado viernes 08 de marzo fueron transferidas a otros penales federales del país, de las cuales, dijeron alrededor de diez, son de la cárcel distrital de Jojutla.
Una mujer afirmó que su hijo, a pesar de ser muy tranquilo, fue uno de los trasladados, sin que mediaran razones. “Yo soy mujer de bajos recursos y no tengo dinero para ir a visitarlo, pido de favor a las autoridades que se apiaden de nosotros y lo regresen a Jojutla”.
Otra mujer se dijo “triste e indignada” de que se llevaron a su esposo, ahora sabe, hasta Michoacán. Está embarazada y tiene dos hijas que “piden ver a su padre”. Carece de recursos para ir hasta otro estado de la república a visitarlo.
Una más agregó que en la cárcel todo es dinero. No dudó de que se llevaron a los que no pudieron pagar, porque quienes pagan, no fuero tocados.
Comentó que en la cárcel de Jojutla, el que tiene dinero, está bien y el que no, sufre de este tipo de situaciones, pues deben pagar por todo. Incluso, no se ha atrevido a hablar con ninguna autoridad, porque si reclama, podrían golpear a su hijo.
Otra persona reforzó la versión de los cobros en la cárcel de Jojutla.
“Hay cobro de piso, hasta por entrar a visitarlos, cobran cien pesos. Si pasas ropa, comida, también te cobran. Dicen que cobran 50 mil pesos para no mandarlos a otros penales. ¿Por qué las autoridades no investigan el cobro de piso de directores, custodios y de un tal Paco?”
Adentro (de la cárcel) el que quiere comodidad paga, y el que no, es maltratado, aseveró.
Incluso, no pueden quejarse abiertamente, porque si lo hacen, los pueden golpear dentro de la cárcel.
Más aún, una de ellas comentó que su hijo, antes de ser trasladado, tenía diarrea con sangre, y se enteró que otros dos internos más padecían la misma situación, por lo que podría darse un brote de disentería y no les dan atención médica ni medicinas.
Las inconformes dijeron que buscarán meter un amparo para que los regresen a donde está su familia, porque de otro modo, será muy difícil que los puedan ver. “Al final del día, ya están pagando una condena que se les asignó”.
Sin embargo, deploraron que para eso, también se necesita dinero.