“Hoy está muy de moda entre los jóvenes que van al gimnasio, en el ambiente fitness, el uso de anabólicos androgénicos sin ninguna supervisión científica o profesional”, alertó María Fernanda Martínez Salazar, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
En entrevista de Radio UAEM, la investigadora habló sobre los anabólicos esteroideos y otras sustancias prohibidas en el deporte, las cuales pueden poner en riesgo la salud física y emocional de quienes las consumen.
“Hay constantes casos de personas que acuden a los gimnasios por cortos periodos, en un par de meses comienzan aumentar músculo de forma rápida e intensa, lo que revela la utilización de derivados sintéticos de testosterona”, dijo.
Mencionó que a los gimnasios asisten deportistas profesionales que necesitan aumentar musculatura de acuerdo a sus necesidades competitivas, sin embargo, existe un gran porcentaje de personas, la mayoría jóvenes, que van al gimnasio por estética, lo que los vuelve receptivos al uso de anabólicos para mejorar su apariencia física.
La investigadora explicó que los anabólicos androgénicos son derivados sintéticos de testosterona, creados para tratar padecimientos por distintas enfermedades, como la anemia, sin embargo, estos medicamentos fueron sintetizados en 1930 y en 1957 los levantadores de pesas rusos, los utilizaron por primera vez para mejorar su desempeño deportivo.
“El uso de derivados de testosterona se ha generalizado actualmente sin una regulación, certificación o control de calidad, a través de ventas por internet y el mercado negro, sobre todo, entre los más jóvenes, incluso en menores de edad, cuyo desarrollo físico y biológico sigue en proceso, pero el uso de sustancias pudiera generarles efectos contraproducentes a mediano y largo plazo”, señaló.
Entre los riegos y consecuencias del mal uso de anabólicos y esteroides se encuentra el daño hepático y renal, efectos como incremento del acné, crecimiento de la glándula mamaria en los hombres, la disfunción sexual en hombres y mujeres, aumento del colesterol maligno, así como una serie de enfermedades cardiovasculares, que pudieran provocar infartos.
Ante esta situación y el vacío del conocimiento científico en el uso adecuado de anabólicos, María Fernanda Martínez informó que su investigación está enfocada a recopilar los datos empíricos de las reacciones de personas que consumen estas sustancias, para conocer los beneficios que presentan, mejorar su desempeño deportivo, pero, sobre todo, disminuir riesgos a su salud.
Por su parte, Aldo Andrés Jaime Curiel, alumno de la licenciatura en Ciencias Aplicadas al Deporte, recomendó a las y los jóvenes que se acercan al mundo fitness y en particular, a quienes acuden a gimnasios, “acercarse a personas profesionales con conocimiento y experiencia en el uso de anabólicos, con entrenadores especializados, tener muy claros sus objetivos del por qué quieren aumentar masa muscular y no sólo dejarse llevar por una tendencia de moda o recomendaciones de amigos”.
Cabe destacar que María Fernanda Martínez Salazar, cuenta con estudios de Química Farmacéutica Bióloga, maestría en Investigación Biomédica por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctorado en Farmacia por la UAEM.
Actualmente, es profesora investigadora en la Facultad de Ciencias del Deporte, pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con Nivel 1, con experiencia en el área de Bioquímica y Farmacia, con trabajo en poblaciones con Enfermedades crónicas transmisibles y no transmisibles. En los últimos años ha desarrollado proyectos de investigación multidisciplinares relacionados con actividad física y salud en colaboración con profesionales de las áreas de Ciencias del Deporte, Farmacia, Nutrición, Psicología y Medicina.