Con el propósito de prevenir y abatir el estrés laboral que afecta al personal médico y de enfermería encargado de atender pacientes con COVID-19, el equipo de profesionales en salud mental del Centro Médico Nacional (CMN) “20 de Noviembre” del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) implementó una terapia de acompañamiento canino, con el perrito Harley, para relajarlos y mejorar su estado de ánimo

De acuerdo con la Coordinadora de los Servicios de Psicología, Psiquiatría, Paidopsiquiatría y Neuropsicología del nosocomio, Georgina Ochoa Madrigal, la convivencia canina antes de iniciar la jornada laboral y en algunos horarios intermedios, está encaminada a reducir los niveles de estrés de las y los trabajadores, prevenir depresión, y mejorar su actitud ante compañeros y pacientes.

Por su parte, la neuropsicóloga, doctora y responsable de la terapia canina, Lucía Ledesma Torres, explicó que derivado del exceso de trabajo y del miedo al contagio del coronavirus “desde la fase uno a la fase tres de la pandemia en México, se han ido incrementando las consultas de trabajadoras y trabajadores de la salud por agotamiento psicológico, trastornos del sueño, ansiedad y síntomas de desgaste físico y laboral, mejor conocido como Burnout”.

En este contexto, el perrito Harley, de raza Pug y con tres años de edad, ataviado con equipo de protección consistente en goggles, impermeable y protectores de patas, se incorporó como coterapeuta al equipo de especialistas de la salud del CMN “20 de Noviembre”, informó su director, Alfredo Merino Rajme, quien hizo un reconocimiento a todo el personal de ese nosocomio.

El trabajo de Harley, explicó Lucía Ledesma Torres, consiste en regalar minutos de convivencia afectiva, hacer gracias, dejarse cargar, acariciar y mimar por enfermeras, camilleros, paramédicos y médicos que lo deseen.

Para ello, recibió un entrenamiento especial desde hace dos años en el que aprendió a convivir con varios tipos de personas y a ser tolerante y receptivo. Además de un entrenamiento especial que inició en febrero para portar sus implementos de seguridad en las tareas de apoyo a humanos en COVID-19.   

La neuropsicóloga relató que “algunos trabajadores han expresado que sufren crisis de ansiedad previas al iniciar la jornada laboral por temor a ser contagiados y por temor a contagiar a sus familias, después de casi 40 días de estar trabajando ocho horas al día intensamente, a veces sin ir al baño y sin ingerir alimentos, en áreas donde el nivel de intervención es alto por el tipo de pacientes que atienden”.

En aras de brindarles alternativas terapéuticas para mejorar su estado emocional y anímico, refirió, se implementó la terapia de acompañamiento canino, un recurso que ya se aplica para prevenir depresión y mejorar la respuesta a tratamientos en niños con cáncer en el CMN “20 de Noviembre” y ha demostrado muy buenos resultados en el campo de la salud mental, en conjunto con otros tratamientos.

Otra de las actividades desarrolladas por el equipo multidisciplinario de salud mental liderado por la Dirección Normativa de Salud, destacan el TRIAGE de Salud Mental COVID-19 aplicado vía telefónica a pacientes atendidos en red de módulos gerontológicos, a quienes se les brinda orientación y apoyo, especialmente en pacientes adultos mayores que viven solos y en caso necesario a cuidadores y familiares.

Otra experiencia liderada por la neuropsicóloga clínica, ha sido la implementación de minirobots en el CMN “20 de Noviembre”, como herramienta complementaria en la estrategia de servicios de salud mental por la pandemia, cuyos beneficios han sido disminuir exposición del personal al contagio, favorecer la interacción simultánea del terapeuta con pacientes y familiares e introducir un aspecto lúdico que contribuye a reducir el estrés por aislamiento de los pacientes.

Los singulares aparatos llevan los nombres de “Robotina Covidia”, “Davinchito Robotino”, y más recientemente con el apoyo del Consejo Mexicano de Neurociencias se incorporaron “Consejina Robotina” y “Camelia Robotina”.

De acuerdo con la especialista, la aplicación de estos personajes robóticos a estrategias complementarias de salud mental COVID-19 son la primera experiencia de este tipo en Latinoamérica y se implementaron tras documentar antecedentes similares en Tailandia y algunos países de Europa.