Rubí Esmeralda Ramírez con tan solo 26 años de edad dejó su profesión de educadora por atender a su hijo de cinco años ya que desde los dos años le diagnosticaron el trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, por lo que dejó su profesión por darle la atención debida desde hace tres años; así lo manifiesta esta madre de familia.
Señala que es su primer y único hijo y que a los dos años empezó a verle muchos síntomas o señales que no eran “normales” y que la mantuvieron en alerta ya que no actuaba como los demás niños.
Fue como llegó a CAPEP que era un servicio encargado de apoyar la integración de los alumnos con necesidades especiales, prioritariamente de los que presentan discapacidad en las escuelas de educación preescolar.
Este año, su hijo entrará a la primaria y deben de buscar una escuela apta para él con USAER. ( Unidad de servicio de apoyo a la Educación Regular ).
Menciona que ha sido muy difícil ya que son un matrimonio muy joven porque no cuenta con mucha experiencia pero le han echado ganas por lo que lo han llevado hasta Cuernavaca con un neurólogo que es un especialista particular.
Para mantenerlo con actividades lleva artes donde pinta cuadros, está en una escuela de fútbol y terminando esta pandemia lo inscribirán en natación, lo importante dicen es mantenerlo ocupado.
Con esta pandemia de “Quédate en tu casa” resalta su Rubí que tiene mucho material didáctico en casa, tienen patio amplio y anda en bicicleta, le hicieron una casita de campaña donde juega a la casita.
Ya con un año y medio tomando medicamento ya está madurando su cerebro y lo mantiene estable y tranquilo.
Lo mantienen ocupado, regando plantas, limpiando algo de la casa ya que ellos se aburren muy rápido y se desesperan, por lo que si le afectado este encierro obligatorio.
Menciona que por lo regular los dejan a los niños en los turnos de la tarde y no quieren eso porque él lleva deportes que es en donde saca toda esa energía que tienen ellos con estos trastornos.
Y dijo que los foquitos para estar alertas como mamás es que a partir de los dos años tienen ansiedad y tienden mucho a morder y es con mucha intensidad. Piensan que son motores y hacen ruidos como avión, carros y se creen que son carros y cuenta; “nosotros los vemos bien porque pensamos que juegan a los carritos y que es normal pero ellos se creen que son un carro”.
“No los podemos controlar y son los momentos de crisis que son los berrinches pero los berrinches son extremadamente fuertes y no puedes salir con ellos porque no obedecen indicaciones no hacen caso ni tienen reglas”.
Ha sacrificado mucho por él como el dejar su trabajo como educadora pero prefirió estar con su hijo que enseñarles a otros niños ya que para ella es más importante sacarlo adelante que cualquier trabajo aunque trabaja los fines de semana en algo que no es su especialidad y estudia agropecuaria.