Taxistas del sitio de Tlaquiltenango dicen que a la baja del pasaje se le suma la violencia e inseguridad que se está viviendo en el gremio, afectado incluso por el asesinato de varios choferes de la región.
José Damián Rivera, conductor de un taxis del sitio mencionado –que se ubica en el centro de la cabecera municipal- afirmó que en todos lados ha bajado la economía y las ventas pero que él y sus colegas gracias a que la mitad de sus ingresos proviene de clientes habituales, mientras que el resto proviene de los viajes que se toman en la calle o en el sitio, donde a veces deben esperar hasta cinco horas.
Agregó que a eso se le suma lo peligroso que se ha vuelto conducir un taxi y admitió que él mismo ha sido víctima de asaltos por parte de delincuentes que se hacen pasar por clientes.
Lamentó nuevamente que a varios de sus colegas les hayan quitado la vida.
Sobre la situación del trabajo durante la feria de la Candelaria, explicó que los fines de semana mejora un poco en la noche, pero gastan más gasolina por el recorrido adicional que deben hacer debido a las calles que están cerradas por la celebración.