De un día para otro; la familia Enriquez Bribiesca de Tayoltita, Durango; una población minera que se localiza en la región de las quebradas en donde aún se extrae oro; dejan todo trabajo, casa, mascotas y junto con sus diez hijos siete mujeres y tres hombres Don Leonardo Enriquez Gómez y su esposa Adela Bribiesca Chamorro se vienen a probar suerte a la Ciudad de México.
Así lo relata, una de sus hijas Rosy Enriquez Bribiesca quién menciona que en la minería de Tayoltita los dueños eran unos gringos y al ver que su padre Don Leonardo era un hombre honrado y trabajador lo llevan hacía el centro de la República a una minería a trabajar.
Recuerda que vivían en una casa muy grande allí en Tayoltita y que aún lado pasaba un río donde llegaba un señor que tenía una pierna de palo y en una canoa él se ponía a sacar arena y de tanto sacar le quedaban unas pepitas de oro; esa era la vida de allá menciona.
Tras la liquidación de su padre dejan ese lugar que para ella era muy hermoso, su lugar de origen y es así como en la Ciudad de México compran una casa, estudian y después de dos años se llevan a su papá a Iguala, Guerrero; lugar donde dura poco tiempo ya que el gringo lo quería para Huautla, municipio de Tlaquiltenango.
Su madre Doña Adela y sus nueve hermanos ya estaban viviendo en Iguala, mientras que su padre Don Leonardo seguía en la mina de Huautla.
Relata que cuando fueron por primera vez a Huautla ella tenía once años de edad, corría del año 1978, la carretera entonces estaba en muy malas condiciones, y había un camión que se llenaba de gente e iban hasta parados y ella y sus hermanos les daban mucho miedo los voladeros de la sierra. Dice-“Iba tan lleno, que hasta la canastilla de arriba del camión iba la gente, llevaban gallinas, guajolotes, recuerda.
Mencionó, que lo más impresionante para ella y sus hermanos es que no había luz en Huautla .
En la tarde noche ponían candiles esos de bombilla de vidrio la gente que tenía para comprar los compraba y los que no, temprano cenaban y temprano se acostaban, refiere.
En ese tiempo su papá vivía en unos cuartitos que eran de Don Pablo ya que apenas estaban construyendo las casas del Club que era para los empleados. Los baños era uno para todos y había tecorralitos para hacer sus necesidades; aunque ellos no estaban acostumbrados, hay un dicho que dice; “Al pueblo que fueres, haz lo que vieres”.
Para ellos era muy bonito ir ya que había agua en la barranca que era cuando llovía y se metían por ratos; eran tantos hermanos que no necesitaban de otros niños para jugar porque entre ellos jugaban.
Cada quince días o cada mes llegaban a Huautla, ya que vivían en Iguala. Su mamá tenía unas amistades que vendían oro y le fiaban para que llevara a Huautla y empezó a vender mucho oro.
Toda la gente la recuerda porque llevaba oro del bueno, del de antes que era mejor; y ella y sus hermanos felices por el camión ya que les divertía.
Por fin a su papá le dieron una casa en el club y ya se fueron habitarla.
Rosy agrega que en la Ciudad de México estudio la secundaria. Y dice; antes en la escuela te recibían de menos edad; y se sincera y dice que no le gustaba Huautla para vivir pero era muy pequeña para decidir.
Por fin llegó la luz, que era muy bajita se veía muy tenue y ya después la arreglaron y ya Huautla se vio mejor poco a poco. Cuenta que su hermana Adela llegó antes que ella a Huautla y fue ella quién inició el kínder en ese tiempo, ya en ese tiempo había primaria.
Hasta la fecha la gente la recuerda y la aprecia mucho. Su papá le consiguió trabajo con el dueño de la mina y conforme a sus estudios le propusieron ser enfermera de los empleados y de los mineros y tras un curso de enfermería en Cuernavaca se recibió que fue algo que le encanto, comenta que aprendió mucho. Donde trabajó un año y siete meses.
Huautla era un lugar donde había tecorrales, habían marranos, gallinas, vacas, becerros y gracias a la minería el pueblo se fue superando y así llegó la prosperidad para todos, así como los vicios.
Una época donde había más casas que cantinas; llegaban muchachas que se dedicaban a vender caricias, y las señoras del pueblo se enojaban porque corrían peligro su matrimonio.
Ella como enfermera y la doctora tenían que tenerlas vigiladas y monitoreadas y menciona que en ese tiempo había muchas enfermedades venéreas, y dice; -“ Había un buen de hombres que estaban tratados con pura penicilina y sus esposas no sabían nada y ellos solitos acudían y nos pedían que no supieran nada sus esposas pero la doctora los regañaba.
En entonces había mucho alacrán y había mucha gente que era picada y era algo con lo que batallaban diario.
En el hospital de la minería, les llegaban lesionados que le caían y que era golpeados por las rocas, machucados de los dedos y los trataban con curaciones, nada graves.
Junto con la doctora atendían a la gente de las comunidades cercanas.
En ese entonces las mañanitas que eran a las cinco de la mañana que eran para los amigos y amigas y se tocaban con tocadiscos. Las bebidas era un chocolate calientito; era una juventud muy sana, comenta.
Habian bailes en el pueblo y eran con tocadiscos ó con consolas y los chicos pagaban aunque no recuerda cuánto pagaban la tanda, que eran tres piezas. Antes de los bailes se echaban cuetes para avisar que iba a ver baile.
Manifestó que antes había mucho muertos ya que se mataban a sangre fría en Huautla, en los bailes siempre habían balazos y había muertos, eran gente que ya se traían riña.
De los muchos recuerdos; habla de los niños que les llevaban la comida a sus papás a la mina y eso se acostumbraba, que ellos les llevaran; se encontraba a los niños de regreso cuando ella salía a comer, y los niños ya regresaban con las bolsas vacías, las mamás preparaban la comida que tenía que ser antes de la doce del mediodía; tortillas a mano, todo rico, la comida la ponían en frascos de vidrio, el agua muy rica de limón también en frasco de vidrio, todo muy arregladito.
Dice; Allá le llaman “zorrear”, los señores les dejaban un taco para los niños y se juntaban todos los niños bajo la sombrita de un árbol y a esa hora yo pasaba y me invitaban y eran una delicia esos tacos.
Cuenta; que había una señora que se llamaba Chona y era muy responsable cuando había bailes en Jojutla, que iban El Costa Azul, Acapulco Trópical, los Ángeles Negros, ella decía en el pueblo que quiénes iban y todos levantaban la mano y ella pedía permiso a nuestros padres. Nos íbamos en una camión de Miguel Ayala, era un camión como carretilla atrás y él le puso asientos e íbamos todas las señoritas allí llegábamos a Jojutla llenas de polvo parecíamos polvorón, la señora Chona tenía una persona en Jojutla que nos daba permiso de bañarnos, y cambiarnos y éramos 30 en total. Los galanes llegaban a parte porque todos trabajan y ya se iban. Los bailes se ponían buenísimos en Jojutla. Ya para el regreso el camión tardaba años para llegar y hacía un ruido horrible como de tractor. Todo era muy sano.
Comenta que su papá les platicaba que dentro de la mina hacía mucho calor y que los trabajadores entraban con ropa pero que adentro se la quitaban ya que no soportaban las altas temperaturas, y que había de todo, habían flojos, algunos tomaban una droga porque el trabajo era muy pesado como el dinamitar para abrir las vetas; dice que una vez prendieron la mecha y no explotaba y su papá se adelanta a ver porque pensó que se había apagado y explota, no le pasó nada grave, pero si salió aturdido de sus oídos y con golpes leves.
Su papá duró más de 15 años; ya que llegaron unas personas de afuera que le tuvieron envidia ya que su papá tenía a cargo a más de 20 trabajadores y era muy apreciado y eso no les gustó a los que llegaron; por lo que pidió su liquidación y se fueron a Querétaro. Rosy hoy en día radica en Querétaro, lleva 43 años de casada con el exfutbolista profesional de primera división Gilberto Figueroa Ríos originario de Huautla y tuvieron tres hijos.
Esa nota es una mentira total, deben hacer investigación para hacer sus reportajes, Huautla en 1978 ya era próspero, la gente de Huautla es muy trabajadora, la gente que dicen que fue de Durango, fue a trabajar porque ya había prosperidad, ellos no levantaron nada y el señor que dice que le tenían envidia creo saber quién es y la situación no fue así
Hola Huatla Morelos.. Que bien saber de este mineral.. Punto 1: llegue en 1987 a trabajar en la mina.. Como geologo. Me recordaron esos tiempos y personajes.. Y muchas verdades..
Punto 2:Como es la vida.. De Este pueblito de Huautla y su mineral… Me fui justo al famoso pueblo y mineral de Tayoltita.(1992)una vez que se cerro la mina de Huautla..ahi en Tayoltita igualmente trabaje como geologo.. Y vivi con mi familia hasta 1997 en ese tambien hermoso lugar.. Saludos a la bonita gente tanto de Huautla Morelos como de Tayoltita Dgo. .
Maraviloosa cronica todo eso y más es y fue Huautla
Muy cierto lo que comenta Martin en 1978 ya abia Luz electrica
Por cierto, otra cosa, no fueron gringos los que pusieron las minas, fueron españoles, ojo ahí 😉
Creo que deberían de entrevistar a alguien que realmente sea de Hautla o haya vivido allá, en 1978 ya había luz, muchos ya tenían televisión.
Aparte, la redacción de su nota està muy fea, parece que la hizo un niño de primaria.
Así que ya saben, mejor vayan a entrevistar a alguien que realmente sea de allá, les dará mejores anécdotas.