Para los discapacitados, por lo menos en el municipio de Jojutla, antes del terremoto del 19S, andar por el centro y sus alrededores era toda una hazaña, ya que trasladarse en una silla de ruedas ante las constantes dificultades que existían en ese entonces, era la de no tener otra opción que resignarse a no salir.

Joel Balderas Castillo es un claro ejemplo de esa realidad que afecta a cientos de discapacitados en su diario vivir. Formando parte de ese grupo que no elige quedarse en casa, él decide llevar, arriba de sus silla de ruedas una vida lo más normal posible, aunque en ello invierta varias horas.

Resaltó que ha visto un cambio muy significativo en ser incluyentes a las personas con discapacidad, en el sentido de que hay más rampas introducidos en los negocios para que los puedan hacer sus compras lo que antes no se veía lo cual es importante para ellos que se desplazan en sillas de ruedas o para las gentes de edad avanzada que no puedan subir los escalones.