En 2011, Chile, Colombia, Perú y México lanzamos un mecanismo de integración y cooperación sin precedentes: la Alianza del Pacífico. Esta plataforma representa hoy 37 % del total del PIB de América Latina, concentra 50 % del comercio de la región y recibe 45 % de los flujos de inversión extranjera directa.
Asumimos el reto de estos tiempos como una oportunidad para ratificar que nuestro modelo de integración es dinámico, eficaz y vanguardista. Lo hacemos convencidos de que es necesario reforzar los pilares de nuestra asociación para apuntalar el crecimiento sostenido, el desarrollo incluyente y la prosperidad que buscamos para nuestras sociedades.
El enorme interés que ha causado la Alianza en todo el mundo se traduce en la puesta en marcha de la figura de ‘Estados Asociados’. Con este mecanismo fortaleceremos la integración productiva de nuestros países, al promover el inicio de negociaciones comerciales como bloque con Estados de Asia-Pacífico. La finalidad será alcanzar acuerdos óptimos, con altos estándares de calidad, a corto plazo, y afianzar nuestro proyecto de integración más allá del horizonte latinoamericano.
En la cumbre de Cali avanzaremos en la elaboración de un acuerdo multilateral para homologar el tratamiento fiscal de los ingresos obtenidos por los fondos de pensiones en los países miembros. También prepararemos la implementación de un ‘pasaporte de fondos’ que permita la comercialización de vehículos de inversión colectiva abiertos entre nuestros países.
La Alianza ha avanzado en su objetivo de establecer una zona con libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. Así lo demuestran la liberalización del 92 % de los productos de los países miembros, la conformación del mercado bursátil más grande de la región, el Mila y la exención de visas para los ciudadanos de nuestros países, con el consecuente incremento en el turismo intrarregional, entre otros logros.
Hacia delante, debemos redoblar el paso para lograr mayor proyección de la Alianza en el mundo. México está particularmente interesado en incrementar la presencia de nuestro bloque en la región Asia-Pacífico, donde se encuentran cinco de los diez principales socios comerciales de nuestro país –China, Japón, la República de Corea, Malasia y Taiwán–, que solo el año pasado representaron casi el 17 % del comercio total mexicano.
La cumbre de Cali está llamada a marcar un hito en el proceso histórico de integración de Latinoamérica. Estamos conscientes de que esta nueva etapa que inauguramos representa un reto de gran escala, para el cual nuestros países están preparados.
Los logros que hemos alcanzado han reforzado nuestro sentido de pertenencia. Hoy, frente a los desafíos del mundo, la Alianza muestra que los cimientos de la integración son benéficos en la medida en que reflejan valores, intereses y aspiraciones compartidas. Es, ciertamente, el caso de México, Chile, Colombia y Perú. En la unidad descansa nuestra prosperidad compartida.