Conacyt- Durante las últimas décadas las especies de árboles de la Sierra Madre Oriental, en los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y Veracruz han disminuido sus poblaciones probablemente como consecuencia del cambio climático, alertó el investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Arturo Sánchez González.
El académico explicó que sus investigaciones se han centrado en el estudio de algunas especies de árboles endémicas de la Sierra Madre Oriental, las cuales tienen poblaciones pequeñas y aisladas en sus límites de distribución latitudinal y altitudinal, por lo que viven en condiciones subóptimas y son más susceptibles de verse afectadas por el cambio climático.
De acuerdo con el también integrante nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), por medio de la dendrocronología se puede analizar cómo las especies de árboles han sobrevivido en condiciones ambientales óptimas, subóptimas y extremas, evaluando el ancho de los anillos de crecimiento de sus troncos.
El docente comentó que la historia de la vida de las poblaciones de árboles se puede reconstruir a través de los anillos de crecimiento y de su variabilidad genética, por lo que sometió este proyecto en la convocatoria de Ciencia Básica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) 2016 y fue aprobado.
Agregó que para generar este proyecto integró varias áreas del conocimiento, como dendrocronología, anatomía vegetal y genética de poblaciones para estudiar Fagus grandifolia, subsp. Mexicana, mejor conocida como haya, Abies religiosa u oyamel y Magnolia rzedowskiana, denominada yoloxóchitl.
El especialista indicó que el haya mexicana es una subespecie que se originó en México y que está aislada de las poblaciones que existen en Canadá y Estados Unidos de América. En el municipio de Zacualtipán, en el estado de Hidalgo, se ubica el bosque de haya más grande de México, ahí los pobladores protegen las 50 hectáreas donde se desarrolla este bosque para mantener a salvo esta especie arbórea.
El académico sostuvo que en Canadá y Estados Unidos de América es una especie común, sus poblaciones se distribuyen a lo largo de miles de kilómetros, a diferencia de las poblaciones de México, que se pueden considerar en riesgo de desaparecer por el cambio de uso del suelo y el cambio climático.
Sánchez González explicó que el bosque de haya en Hidalgo se ubica en los municipios de San Bartolo Tutotepec, Tenango de Doria y Zacualtipán de Ángeles. A diferencia de otras especies de árboles, la madera de Fagus no tiene usos asignados, por lo que no ha sido afectada por la tala ilegal. Sin embargo, el consumo de sus semillas por los humanos y otros animales en años semilleros, que ocurren cada cinco a siete años, puede ser un factor de riesgo para la regeneración de sus poblaciones.
En el caso de Magnolia, el científico detalló que existen poblaciones muy pequeñas (con pocos individuos) en Hidalgo, la más grande es de apenas unos 300 árboles. Uno de los problemas que puede afectar la supervivencia de esta especie se relaciona con la recolección de sus flores para venta como adorno, pues son muy grandes, bellas y de olor agradable; también se recolectan para preparar infusiones que se utilizan para calmar los nervios, sustos o en problemas cardiacos.
Añadió que hay varias causas que pueden explicar la declinación de las poblaciones de esta especie, pero todas ellas se relacionan con la destrucción de su hábitat, el bosque mesófilo de montaña.
Con respecto al oyamel, el investigador enfatizó que sus poblaciones no están sometidas a las mismas presiones que las otras dos especies, ya que tiene una cobertura mucho más amplia, sobre todo a lo largo de la Faja Volcánica Transmexicana. Una de las poblaciones de Abies más grande de México se desarrolla en el Parque Nacional El Chico, Hidalgo.
El estudio de esta especie es importante pues se le considera sensible a cambios en las condiciones ambientales, por lo que se puede analizar el efecto de la distribución latitudinal y altitudinal de la especie en respuesta al cambio climático.
El proyecto de ciencia básica tiene una duración de tres años y participarán alumnos de licenciatura y posgrado, así como investigadores del INIFAP Durango (José Villanueva, experto en dendrocronología), Colegio de Postgraduados Montecillo (Lauro López Mata, ecólogo de poblaciones vegetales), Instituto Tecnológico de Huejutla (Dorismilda Martínez Cabrera, experta en anatomía vegetal) —perteneciente al Tecnológico Nacional de México (Tecnm)—, así como varios investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, del grupo de investigación Conservación Biológica (Pablo Octavio Aguilar, Dulce María Galván Hernández, Ana Paola Martínez Falcón, Sylvia Martínez Hernández), quienes colaborarán en la generación de productos académicos en conjunto.