A siete años del nacimiento del Movimiento por la Paz y la Dignidad, hay muy pocos resultados mientras continúan las violaciones a los derechos humanos, con personajes políticos que han olvidado a las víctimas y las fosas que siguen arrojando cuerpos sin identificar, aseveró el poeta Javier Sicilia Sardain.
En medio de la Semana Santa que rememora el asesinato de la inocencia por un aparato de Estado, se conmemora también el séptimo aniversario de la masacre de siete inocentes que dio nacimiento al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), un movimiento fundamental frente a la tragedia humanitaria que desde hace doce años vive el país.
El MPJD dio voz a las víctimas de la guerra desatada por Felipe Calderón contra el narcotráfico, enfrentó al Estado y al crimen organizado, dialogó con toda la nación y propuso una ruta de seis puntos para encontrar la paz, la justicia y la dignidad.
Por desgracia, a siete años de su nacimiento, y pese a la Ley de Víctimas y a la Ley de Desaparición, muy poco se ha logrado. El gobierno de Enrique Peña Nieto, al igual que el de Felipe Calderón y las partidocracias, ha traicionado a las víctimas y, con ellas, a la nación entera.
Desde su nacimiento, el MPJD no ha dejado de señalarlo y de exigir justicia y paz. Hoy, en su séptimo aniversario, vuelve, como entonces lo hizo con los poderes de la nación y los candidatos de entonces a la Presidencia de la República, a reiterar la deuda que el Estado y las partidocracias tienen con el sufrimiento y a decirles que continúan siendo responsables del horror, que su deuda con las víctimas es cada vez mayor, que con su silencio frente a ellas confirman su filiación con el crimen, y que las urnas a las que están llamando a la nación están llenas de sangre, de dolor y de muerte.