De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3 de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo. En el caso mexicano, 9 de cada 10 mexicanas, de entre 12 y 9 años, han sido agredidas durante esta etapa (Mesta y Sánchez, 2016).
El mito de la “buena mujer” o de la “buena esposa/novia” —basado en concepciones equivocadas sobre los roles de género— conduce a que muchas mujeres soporten y sobrevivan por mucho tiempo situaciones de violencia en sus propios hogares o noviazgos, adjudicándose incluso la culpa por los problemas que se dan en su relación.
Basados en lo que proponen algunos expertos, se presentan algunas señales de alerta de posible violencia en el noviazgo, ¿te identificas?
- Controla todo lo que haces y te pide explicaciones detalladas
- Si te cela e insinúa que andas con alguien más
- Revisa tus pertenencias: tu diario, celular, correo electrónico, mensajes
- Te vigila y critica tu manera de vestir
- Te compara con sus ex
- Te desvaloriza, te ofende y te descalifica
- No responde si le exiges una explicación
- Siempre culpa a los demás de estar en contra de la relación
- Se niega a conversar acerca de los conflictos o desacuerdos de la pareja
- Te obliga a hacer cosas que no quieres
- Amenaza con dejarte cuando no haces lo que quiere
- Coquetea con otras personas delante de ti o en secreto
- Te ha presionado para tener relaciones sexuales
Lamentablemente, muchas veces estas actitudes violentas no son percibidas ni por las victimas ni por los maltratadores, y es confundida con una expresión de amor e interés.
Aunado a esto, la violencia en el noviazgo pasa también desapercibida porque se piensa que son exageraciones de las y los adolescentes y jóvenes, dejando la violencia en el noviazgo como un simple mito puesto que todo se justifica en el nombre del amor.
Por ello, para ponerle un alto a la violencia, es importante entender cómo se desarrolla dentro de las relaciones de pareja. Generalmente, esta violencia se presenta de forma cíclica en un círculo vicioso en el que tanto el hombre como la mujer se encuentran atrapados.
Lenore. E. A. Walker en su libro ‘El síndrome de la mujer maltratada’, explica cómo se produce y mantiene la violencia en la pareja. Esta autora trabajó en una casa refugio para mujeres maltratadas y observó que muchas de ellas describían un patrón muy parecido en el proceso de maltrato y que éste tenía una forma cíclica.
“El maltrato suele comenzar con conductas de abuso psicológico, difíciles de identificar porque están enmascaradas en apariencia de cariño y afecto. Estos comportamientos restrictivos y controladores van socavando la capacidad de decisión y autonomía de las mujeres (Yugueros, 2014, p.153)”. La censura en su manera de vestir, en sus amistades, sus horarios, son algunos de los ejemplos de estas conductas.
Con el paso del tiempo, estas conductas producen dependencia y aislamiento, pero no se perciben como agresivas o alarmantes puesto que se interpretan como pruebas de amor, desarrollando así una situación de vulnerabilidad por parte de la mujer hacia el hombre.
1. Fase de acumulación de tensión:
En esta fase el maltratador logra confundir a la víctima al desaprobar cualquiera de sus comportamientos. Esto provoca que la víctima busque alternativas para solucionar lo que está pasando, cuál es el motivo de esa actitud por parte de su pareja, sin embargo, el comportamiento del maltratador se vuelve más agresivo propiciando insultos y menosprecio a cambio. Ante esta situación, la victima queda paralizada sin saber qué hacer, el sentimiento de culpabilidad irá creciendo perpetuando en la victima la responsabilidad de la situación que se vivió y logrando, por parte del maltratador el control y la dominación de su pareja a toda costa.
2. Fase de explosión violenta
Se producen los malos tratos físicos: golpes, patadas, puñetazos, agresión sexual; de igual manera se darán amenazas para su vida e integridad física. En esta etapa la mujer puede morir a manos del hombre puesto que se encuentra impotente y frágil sin saber qué hacer, ha entrado en la llamada ‘indefensión aprendida’ debido al tiempo que estuvo sufriendo maltrato psicológico por parte de su pareja.
De igual manera, en esta etapa es donde la victima busca ayuda al ver su vida en peligro, sin embargo, él la buscará para pedirle perdón y ella muy probablemente lo acepte debido al amor que le tiene.
3. Fase de luna de miel o conciliación
El maltratador intenta reconciliarse con su víctima adoptando el rol de hombre bueno y generoso, prometiéndole que nunca más volverá a hacerlo. Su actuación es tan buena que la mujer cree cierto su cambio.
4. Escalada de la violencia
Una vez conseguida la confianza de la víctima, comenzará de nuevo el ciclo de la violencia, pero con una diferencia, que en este caso la violencia será más grave y las etapas se acortarán llegando a desaparecer la de conciliación.
Cabe mencionar que durante estas fases, para que el maltratador pueda tener el control de la mujer, causándole miedo y dependencia, recurre a las siguientes tácticas:
- Aislamiento de toda relación familiar, social, amistades, evitando que la mujer pueda tener otros criterios o pedir ayuda
- Desvalorización personal, causando baja autoestima, inseguridad
- Ejerce actitudes micromachistas, impidiendo que la víctima pueda preocuparse por sus propios proyectos
- Mediante violencia física se intimida a la víctima creando un estado de pánico y terror
- Culpar a la mujer mientras que el agresor se hace la víctima, esto lo hace mediante chantajes emocionales
- Muestras de amor y afecto que crean una dependencia emocional
- Es importante tener claro que no hay provocación que justifique la violencia y que el amor, en ningún caso y bajo ninguna circunstancia, debe de doler.
- Con información de Secretaría de Salud