Los recorridos ecoturísticos de avistamiento del tiburón ballena (Rhincodon typus) en Bahía de los Ángeles se han convertido en un emblema del aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y prueba de que la conservación del medio ambiente no es excluyente del desarrollo económico.
Gracias a la intervención de científicos, actores y organizaciones de la sociedad civil, el aprovechamiento del tiburón ballena pasó de la pesca para comercializar su carne a una actividad no extractiva que ha resultado en el crecimiento de la población de tiburones que arriba al golfo de California, de acuerdo con datos del grupo de monitoreo.
El acceso a grandes cantidades de alimento en Bahía de los Ángeles y las condiciones de su hábitat son el principal atractivo por el que el tiburón ballena visita el área natural protegida (ANP), pero su presencia en este lugar se descubrió apenas en la década de 1990.
Economía de recursos marinos
“El tiburón ballena es un ejemplo de éxito: de algo que parecía que no servía para nada más que como carne, ahora es sustento de muchas familias”, expresó el doctor Roberto Ramón Enríquez Andrade, especialista en economía ambiental de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el investigador explicó que el campo de la economía de recursos naturales abarca estudios biológicos de los recursos pero culmina con el diseño de propuestas para un aprovechamiento que beneficie el desarrollo humano.
“Es una disciplina de enorme importancia para México, un país prácticamente rodeado por el océano y cuya superficie, considerando la zona económica exclusiva, está constituida en cerca de 70 por ciento de litorales”, expuso.
Es desde esta perspectiva que, a principios de 2000, el doctor Roberto Ramón Enríquez comienza a estudiar el tiburón ballena, especie de la que entonces se desconocía su abundancia, el motivo por el que llega a Bahía de los Ángeles y si la población estaba conformada por hembras o machos, entre otras características biológicas.
Refirió que los primeros estudios se llevaron a cabo con financiamiento del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, con la condición de que se contemplara la población en las investigaciones; fue así que se previó la factibilidad de una industria ecoturística alrededor del tiburón ballena.
Tiburón ballena, el joven visitante
A 17 años de haber iniciado las investigaciones, hoy se conoce que la mayoría de los tiburones que llegan a Bahía de los Ángeles son individuos jóvenes que son atraídos por el alimento y se quedan una temporada cada año, desde agosto hasta diciembre.
“Sabemos exactamente dónde están en la bahía, de tal manera que es totalmente predecible, es una de las zonas donde es más predecible poder encontrar un tiburón en todo el mundo y sin necesidad de avionetas”, apuntó el doctor Roberto Ramón Enríquez.
Dijo que el acceso al alimento para el tiburón ballena en ocasiones es tal, que simplemente se colocan en sentido vertical, abren la boca y por gravedad empieza a entrar el agua a sus branquias, adaptadas para ir filtrando los organismos microscópicos y alimentarse del plancton de la superficie.
Normalmente, los ejemplares que arriban a Bahía de los Ángeles miden entre cinco y nueve metros, pero han llegado a ver algunos de hasta 14 metros, que forman parte de grupos de máximo 20 tiburones.
“Generamos bastante información biológica pero nuestro objetivo era la visión de la gente, porque si no son ellos los que lo protegen, nadie lo hará”, declaró el investigador de la UABC.
Un pionero en los recorridos de avistamiento
Pero antes de que los investigadores se plantearan como objetivo que los pescadores de Bahía de los Ángeles participaran en la conservación del tiburón ballena, fue un médico que hacía su servicio social en la comunidad quien logró demostrar que había una forma de aprovechar económicamente la especie sin afectarla.
Según información difundida por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), Abraham Vázquez fue la primera persona a nivel nacional que vio el tiburón ballena como una especie con potencial turístico.
Con esta visión, manifestó a la UABC y a la Dirección Regional en Baja California del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California su interés por realizar un estudio de aprovechamiento del tiburón.
En atención a su petición, se realizó el proyecto “Conservación y aprovechamiento sustentable del tiburón ballena (Rhincodon typus) a través del ecoturismo en Bahía de los Ángeles, Baja California”, en el que los prestadores de servicios turísticos también participaron.
El doctor Roberto Ramón Enríquez indicó que gracias al conocimiento empírico de Abraham Vázquez, se generó la oferta de recorridos de avistamiento del tiburón ballena, atractivo que actualmente está consolidado como una actividad que atrae turistas procedentes de los más diversos lugares del mundo.
Avistamientos, una actividad consolidada
Desde 2007, Pronatura Noroeste, organización no gubernamental dedicada a la conservación del medio ambiente, ha participado en proyectos de ecoturismo en Bahía de los Ángeles y uno de ellos está relacionado con el tiburón ballena.
Christian Daniel Morales Portillo, coordinador de Proyectos de Conservación Marina de Pronatura Noroeste en Baja California, apuntó que actualmente son 30 prestadores de servicios turísticos locales los que ofertan el recorrido de avistamiento en Bahía de los Ángeles.
“Junto con la Conanp, hemos participado con las comunidades pesqueras en el fortalecimiento de capacidades que les permitan el aprovechamiento del recurso de manera sostenible, en capacitaciones respecto al manejo que se debe de dar a la especie y al sitio que es el hábitat del tiburón ballena”, mencionó.
Apuntó que existe un grupo comunitario que desde 2008 monitorea la especie y desde entonces han documentado el número de ejemplares que llega a Bahía de los Ángeles, datos en los que se observa un incremento.
“La zona ha sido tan bien manejada que la gente ha dejado de pescar en esa subzona y esto creemos que ha favorecido a que año con año lleguen más ejemplares; esto ha permitido que ya no solamente el tiburón se concentre o se distribuya en la subzona sino que se ha salido del límite donde usualmente se segregaba y ahora se pueden observar en otras áreas de la Reserva de la Biosfera de Bahía de los Ángeles”, destacó.
Christian Morales Portillo señaló que ahora uno de los retos en el aprovechamiento del tiburón ballena es contar con un plan de manejo tipo para la protección de la especie, de tal forma que se definan las actividades permitidas y no permitidas, pero además asegurar que todos los sitios de agregación cuenten con un instrumento óptimo para la conservación del hábitat y la especie.
“Hay muy buenos avances pero no es nada concluyente, es algo que está en el tintero y es importante que se formalice pronto”, concluyó.