“El mentir de las estrellas es un seguro mentir porque nadie ha de ir a preguntárselo a ellas”, expresó el doctor Manuel Peimbert Sierra después de su conferencia magistral El universo y el origen de los elementos, que formó parte de los Domingos en la Ciencia organizados por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en Universum, Museo de las Ciencias.

Manuel Peimbert es investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ganador de numerosos premios nacionales e internacionales por sus contribuciones en el campo de la astrofísica, principalmente en estudio del medio interestelar, la determinación de abundancia química en la nube de gas donde se forman las estrellas, y el estudio de la evolución química del universo.

El científico expuso el origen de los elementos del universo a partir de la teoría del Big Bang, también conocida como la teoría de la gran explosión. El origen de los elementos se puede estudiar a partir de algunos pilares observacionales: “la gran explosión, el estudio de estrellas de baja masa, o estrellas de alta masa, reacciones nucleares, que explican la captura rápida de neutrones y la captura lenta de neutrones y rayos cósmicos”.

Explicó cada uno de los estudios que se han realizado, iniciando con las predicciones que existen en torno a la teoría en gran expansión, afirmando que “el universo en el pasado era más denso y más caliente hace 13 mil  800 millones de años, cuando llevaba un segundo de haber empezado a existir”.

Para averiguar si el universo se originó con helio e hidrogeno, se buscan galaxias más pequeñas llenas de gas y sin estrellas para que tengan la composición química primordial, señaló.  Lo que se ha encontrado es que el gas que las compone es 25 por ciento helio y 75 por ciento hidrogeno, una composición similar a la que se supone que hubo durante los primeros cuatro minutos a partir del inicio de la expansión del universo.

En entrevista, señaló la importancia de los Domingos en la Ciencia y consideró la divulgación de la ciencia como una obligación de todo investigador para ponerla al alcance todos los jóvenes, ya que existe un gran déficit de difusión en México.

“La ciencia es parte de la cultura y además se requiere que nuestro país aumente su interés por la ciencia y el conocimiento sea muy alto. Requerimos que todos los jóvenes puedan llegar  la educación superior. A partir de la divulgación de la ciencia se debe aumentar el deseo de los jóvenes por tener una educación de calidad  y buscar salidas a su futuro para afrontar la vida”.

Además las ciencias básicas están conectadas con las ciencias aplicadas, y las aplicadas con la tecnología, y la tecnología con el desarrollo de un país. Mencionó el ejemplo inmediato de la óptica, cuando en México en 1959 había tres estudiantes de óptica, actualmente hay 800 doctores en el campo.  Para Manuel Peimbert “todo está relacionado entre sí, impulsar la ciencia básica lleva a tener una sociedad con una mejor estructura”.