Las organizaciones criminales transnacionales trabajan sin reconocer fronteras, sin reconocer jurisdicciones, actúan de manera criminal, generando la muerte en ambos lados de la frontera, miles de estadounidenses mueren por sobredosis, miles de mexicanos mueren por la violencia que genera el tráfico ilegal de drogas.
Y este problema, solamente vamos a poderlo superar si trabajamos juntos, esa es la visión que acordamos aquí, en Washington, en mayo de este año, y hoy estamos aquí para dar seguimiento, para seguir trabajando en esa dirección. Acordamos en mayo que para trabajar juntos tenemos que superar esta tendencia que a veces no ha atrapado de repartirnos la culpa mutuamente; donde México tradicionalmente culpa a los Estados Unidos por la demanda de drogas y Estados Unidos culpa a México por la oferta de drogas.
Superar esta dinámica de asignación mutua de culpas implica confianza, implica mucho trabajo, implica acciones efectivas y eso es lo que estamos haciendo hoy.
Solamente atacando todos los eslabones de la cadena de negocios vamos a ser exitosos en derrotar a este flagelo que hoy nos lastima y nos duele a las dos sociedades. Tenemos que ser ágiles, tenemos que ser específicos, tenemos que tener capacidades analíticas basadas en datos compartidos y confiables, a final de cuentas de lo que se trata es de confiar los unos en los otros para atender un problema común.
El esfuerzo no debe basarse únicamente en impedir el tráfico ilegal de drogas de sur a norte, eso es parte fundamental del esfuerzo, pero requiere también impedir el tráfico ilegal de armas de norte hacia sur, de dinero en efectivo, ir tras los activos financieros y mobiliarios del crimen organizado, detener otros tipos de crímenes que estas organizaciones lamentablemente incurren, como es por ejemplo la trata ilegal de personas, esto es un esfuerzo por lo tanto integral y es un esfuerzo en el que estamos trabajando sobre la premisa de la responsabilidad compartida y la confianza.