Un diagnóstico temprano del cáncer de mama hace la diferencia entre la vida y la muerte de las mujeres. Cuando esta enfermedad es detectada a tiempo, las posibilidades de curación se elevan.
En la actualidad, la mastografía es la principal herramienta de diagnóstico y, aunque cada vez se cuenta con equipos más sofisticados, es hasta la realización de una biopsia cuando se puede confirmar la malignidad de tumores.
Preocupados por contribuir con un diagnóstico temprano de este tipo de cáncer que cobra la vida de 458 mil personas al año en todo el mundo, investigadores de diversas instituciones mexicanas desarrollaron un método oportuno mediante la resta de imágenes mamográficas, usando un medio de contraste basado en yodo.
El propósito es obtener un máximo provecho de las imágenes que se toman con mastógrafos digitales a través de la identificación de vasos sanguíneos y linfáticos en la zona de la lesión.
La doctora María Ester Brandan Siqués, investigadora del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y responsable del proyecto, detalla que se pretende ofrecer una metodología que incluya el perfil clínico de la paciente y la interpretación de las imágenes que auxilien a un mejor diagnóstico.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt refirió que el proyecto es el resultado de una serie de trabajos de tesis de estudiantes de la maestría en Física Médica, que han diseñado técnicas de análisis utilizando las imágenes de las mamografías que usualmente se realizan las pacientes con esta enfermedad.
“El proyecto inició como un proyecto de Física Médica utilizando maniquíes de plástico; sabíamos que el medio de contraste radiológico iba a ser uno normal como el yodo. Empezamos viendo qué se requería para restar imágenes, porque es tan poco el yodo que se deposita en la mama, que no sería observable a simple vista. Para poderla cuantificar, decidimos investigar la posibilidad de restar imágenes con y sin medios de contraste, de manera que en la resta sólo veamos el medio de contraste”, describe.
Fue así que trabajaron bajo esa línea de resta de imágenes para objetos parecidos a una glándula mamaria humana, y después de los primeros resultados positivos se desarrolló un formalismo matemático que permitiera cuantificar la imagen restada, tanto en cuanto a contraste como a ruido, que son los dos grandes elementos que van a permitir observar o no el yodo, y medirlo.
Las técnicas desarrolladas se basan en la diferencia temporal entre dos imágenes, una adquirida antes de inyectar el medio de contraste, y otra después para que la restar sólo quede el yodo. Otra, basada en el “formalismo de energía dual”, consiste en la toma de la imagen al momento en que el yodo circula en la mama y cambia la energía de los rayos X entre una y otra, y a través de la resta se visualiza la sustancia.
Estudio clínico
Con el desarrollo de estas técnicas se decidió ampliar el estudio, por lo que se sumaron esfuerzos con el grupo de investigación de la doctora Yolanda Villaseñor Navarro, jefa del Departamento de Radiodiagnóstico del Instituto Nacional de Cancerología; y del doctor Luis Benítez Bribiesca, del Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI.
El estudio incluyó a 18 pacientes, a las que se les hizo un esquema de adquisición de imágenes antes y después de haber inyectado yodo como medio de contraste.De esta manera, se inició un estudio clínico con pacientes del Instituto Nacional de Cancerología, con el propósito de buscar correlaciones entre la cantidad de yodo que se depositara en la lesión y su benignidad o malignidad.
Eran pacientes que en el análisis de mamografía normal fueron calificadas en los dos más altos niveles de sospecha de malignidad y que, por procedimiento, requerían una biopsia.
“Lo que hicimos fue identificar pacientes que cumplían con este requisito además que su estado de salud fuera bueno y no presentaran un riesgo a la inyección de contraste yodado, es decir, que su función renal fuese normal”, detalla.
De esta manera, se correlacionó el resultado de la biopsia (ya fuera una lesión benigna o maligna) con una medida que el grupo de investigación estableció de la cantidad de yodo que se depositara en la zona de la lesión a partir de la resta de imágenes.
Un elemento adicional fue cuantificar los vasos sanguíneos y linfáticos en la zona de la lesión, que fueran un indicador biológico, más allá de la malignidad o benignidad que indicara si esa lesión tenía un proceso de angiogénesis activado o todavía no.
Cabe señalar que la angiogénesis es la formación de nuevos vasos a partir de casos existentes y es un elemento que en general se asocia a procesos malignos.
Resultados alentadores
La doctora Brandan Siqués refiere que las imágenes que se obtuvieron después de restarlas, ofrecen información adicional a la de una mamografía normal, pues el yodo que se observa se concentra alrededor de la lesión.
De los casos analizados, había una correlación entre la captación de yodo y la malignidad, y hubo casos de lesiones benignas también estudiadas que fueron calificadas de alta sospecha de malignidad, pero que no captaron yodo.
La investigadora señala que en el trabajo también hubo lesiones de procesos que no eran cáncer pero que sí captaban yodo, de tal manera que el resultado final del estudio no permite —al menos con esta selección bastante amplia de pacientes— asociar una presencia o ausencia de capacitación de yodo con malignidad o benignidad.
Adicionalmente, los resultados que obtuvieron sí muestran una excelente correlación entre la formación de vasos y la malignidad o benignidad, porque los casos malignos tenían una mayor densidad de micro vasos en las biopsias que los casos benignos, aunque reconoce que la presencia de los vasos parece no ser suficiente para que haya un derrame del yodo en la región y aparezca en la imagen.
Este investigación se publicó en el British Journal of Radiology el año pasado, y plantea una hipótesis que se sustenta en trabajos anteriores relacionados, y es que el microambiente celular puede tener un gran papel que jugar, no basta en que se estén formando los nuevos vasos para que el yodo se derrame al circular por ellos, sino que puede haber elementos quizá de empacamiento celular que impidan que, aunque haya vasos, haya derrame del medio de contraste.
La también coordinadora de la Red Temática de Investigación en Física Médica dice que siguen investigando el tema, con la mirada puesta en modelos animales, como ya se aborda en la tesis de una estudiante de doctorado en Ciencias Biomédicas de la UNAM.
Adicionalmente, enfatiza en la importancia de estudiar no solo las imágenes de la placa radiográfica, sino los archivos digitales con la idea de analizar las imágenes a través de operaciones matemáticas.