Por: Víctor Torres
No se Mata la Verdad, Matando Periodistas”; Esta mañana Periodistas de Morelos realizaron una manifestación de apoyo a los compañeros reporteros recientemente asesinados durante el mes de Marzo en diferentes entidades de México.
En los 4 años de gobierno que lleva Enrique Peña Nieto como presidente, el número de periodistas asesinados y los desaparecidos que siguen sin respuesta, sumados a los ataques por día a los trabajadores de los medios -uno cada 22 horas-, describe en dígitos el clima de represión y violencia bajo la que ejercemos los periodistas, eso sin escudriñar las condiciones laborales que van de malas a deplorables.
103 periodistas asesinados en los recientes tres sexenios, 3 nada más en marzo de 2017. Ningún indicio de los desaparecidos. ¿Hay necesidad de repetir la cifra o explicarla de otra manera para que en la sociedad se entienda la barbarie en la que México se encuentra? Fue parte del comunicado que leyó la compañera Rubicela Morelos reportera y corresponsal del periódico la Jornada.
No somos personajes de una clase especial, no exigimos un trato privilegiado, sólo las garantías constitucionales para poder seguir haciendo periodismo y ejercer la libertad de expresión, sin que nuestra integridad física, psicológica y emocional se vea abatida por violencia revanchista, porque incomoda lo que narramos, porque al poder (fáctico y constitucional) no le conviene que se sepa la verdad.
La Secretaría de Gobernación podrá mantener el monstruo o elefante blanco llamado Mecanismo de Protección, pero quien nos debe cuentas claras y efectividad en su mandato, es principalmente la Fiscalía Especializada de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión de la PGR. En 6 años hay un acumulado de 900 averiguaciones previas abiertas por delitos contra periodistas, solo 2 han culminado en condenas; el 99.5% de los casos no han recibido justicia… eso que en este país se ha vuelto una metáfora de vacío.
Basta de disuadir a los compañeros que acuden al MP a interponer una denuncia, basta de perder expedientes, basta de opacidad, basta de criminalizarnos, basta de evadir la facultad que tiene la FEADLE para atraer las investigaciones y explorar la línea de la labor periodística como motivo de un asesinato, desaparición y agresión. Basta de regatear medidas de protección. Basta de imponer medidas irracionales para una labor compleja como lo es reportear.
Basta de mantener funcionarios de primer, segundo y tercer nivel responsables de procesar inadecuadamente la protección a quienes se acogen al Mecanismo como última opción.
Basta de poner peros burocráticos cuando la reglamentación de la Ley de Protección ordena el principio pro persona, el de la protección más amplia y acorde a la realidad de cada persona en riesgo bajo los más estrictos estándares internacionales.’