Prestadores de servicios del lago de Tequesquitengo comentaron que en los últimos días ha disminuido de manera considerable la mortandad de los peces por el llamado fenómeno “del vuelco”.

La señora Esther Catalán Ocampo, propietaria de un restaurante, expuso que cuando empieza a hacer frío, en el mes de diciembre, el agua se enfría, pero el fondo del lago se calienta, por ello se deprende azufre y eso ocasiona que se envenenen las mojarras.

“Las mojarritas empiezan a morirse y salen a la superficie. También afecta al langostino, pero éste todavía sale vivo y la gente lo agarra”.

Mencionó que el olor, tanto del azufre como de los peces muertos, es fuerte, por lo que muchos visitantes no lo soportan y prefieren retirarse. Sin embargo, aseguró que no afecta significativamente a los negocios.

Comentó que se trata de un fenómeno natural, que dura alrededor de un mes, por lo que no se puede hacer nada.