Deben revisarse procesos productivos y control de calidad (uso de aditivos, colorantes y conservadores), envolturas y recipientes

La experta en toxicología del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Ana Laura Luna Torres, se pronunció porque las autoridades competentes apliquen medidas más estrictas en torno a procesos productivos y control de calidad (adición de aditivos, colorantes y conservadores), envolturas y envases de golosinas elaboradas en México, con el propósito de evitar el contenido de plomo.

La jefa de la Sección de Estudios de Posgrado e Investigación (SEPI) del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), Unidad Santo Tomás, indicó que según el estudio “Lead in Candy consumed and blood lead levels of children living in Mexico City”, divulgado por la investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Marcela Tamayo Ortiz, al menos una veintena de dulces sobrepasan el límite de concentraciones de plomo permitido por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos.

Resaltó que luego de conocer dichos resultados es imprescindible que las autoridades tomen cartas en el asunto, pues aun cuando el plomo no rebase la norma internacional que es de 5 microgramos por decilitro en sangre, estudios que ella ha realizado desde hace 16 años demuestran que el plomo se acumula en el organismo y sus daños son irreversibles, por lo tanto no existe un nivel de exposición que pueda considerarse seguro.

La doctora Luna Torres señaló que una vez dentro del cuerpo el metal llega al hígado, riñones y cerebro, además se acumula en huesos y dientes. “El plomo tiene predilección por el tejido cerebral, en modelos animales se ha comprobado que se pega a las neuronas y les provoca cambios, como consecuencia ocurren alteraciones en el sistema nervioso central”, agregó.

Explicó que por estar en desarrollo, los niños absorben 50 por ciento más el plomo que los adultos. “Una situación muy preocupante es que el diámetro de la molécula del calcio y el plomo son muy parecidos, debido a ello éste empuja al mineral y los pequeños crecen con plomo en los huesos, lo cual puede ocasionar osteoporosis temprana; también desplaza al hierro y por ello puede ocasionar anemia”, apuntó.

Otro aspecto importante es que el consumo de las golosinas contaminadas con plomo no es exclusivo de los menores, así que personas de cualquier edad pueden intoxicarse. El caso de las mujeres embarazadas es grave debido a que el metal pesado atraviesa la placenta y se deposita en los tejidos blandos del feto, incluido el cerebro, lo cual genera alteraciones neurológicas.

“En el periodo de gestación las mujeres tienen un recambio de calcio por el bebé, en ese proceso el plomo se mete en los huesos y puede quedarse pegado allí por muchos años, incluso décadas, no hay modo de sacarlo, únicamente se puede reducir el nivel con terapias quelantes. Afortunadamente no se biotransforma, pero tampoco se elimina”, advirtió.

La investigadora politécnica aclaró que no se trata de crear alarma entre la población en torno al tema, pero sí es importante que se atienda el problema para evitar efectos graves en los niños, quienes son muy vulnerables, sobre todo los menores de cinco años en quienes su sistema inmunológico aún está en desarrollo.

Además hizo un llamado a los padres de familia para que sus hijos reduzcan la ingesta de golosinas y en su lugar incrementen el consumo de nueces, almendras y arándanos, que son ricos en antioxidantes y minerales, además de vegetales como pepino, zanahoria y jícama; ya que todos estos alimentos pueden ser buenos sustitutos de los dulces y con esa medida además se contribuiría a disminuir la obesidad.

Instituto Politécnico Nacional.